Los salas de espera es un lugar dónde se crea un agujero espacio-temporal en el que la diversión no existe. Tanto si vas solo como acompañado sabes que va a ser un coñazo y ya puedes rezar para que la espera sea la menor posible. En cambio, yo cuando era pequeño siempre quería ir al médico porque en la sala de espera había juguetes y lo mejor, una pizarra con tizas. ¡¡¡UNA PIZARRA!!! Eso era como algo prohibido, inalcanzable. Sólo lo podía tocar el profesor.
Pues ya veis, en la vida dan por hecho que si eres mayor ya no necesitas distracción y tienen todo el derecho del mundo a dejarte tirado en una habitación con sillas incomodísimas que huelen a esterilización y agonizando de aburrimiento.