lunes, 8 de junio de 2009

El cariño entre el desprecio

Cuando estás una hora en medio de Barcelona intentando parar a gente y todos pasan de ti como si fueras un papel roto en el suelo, pasa por tu cabeza la idea del suicidio. Es entonces cuando aparece una bella y amable mujer. Esta mujer se encontraba en una situación parecida a la mía y de una manera muy agradable se acercó a interesarse por mí. Yo le contesté de la mejor manera posible y terminada la conversación cada uno volvimos a nuestro trabajo.
La verdadera sorpresa llega cuando esta chica te empieza a ayudar de una manera espontánea y desinteresada. En ese momento tu percepción sobre esa persona mejora de una manera notable. La idea del suicidio desaparece y ronda ahora la del ‘cariño’. No me puedo enamorar de una persona que no conozco pero sí cogerle cariño o deberle ‘algo’. Sin conocerme de nada ha hecho algo muy bonito. Te propones qué hacer: ¿Le ayudas con su trabajo? ¿Te vas sin más? ¿Le pides el número y quedáis un día para zanjar el favor?
Demasiado tarde, ya he tomado una decisión y no parece la más acertada.

5 comentarios:

Linkades dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Linkades dijo...

Al menos le darias las gracias no???

Bueno, piensa que así es mejor.
El recuerdo que tendrás de aquella situación siempre será mágico y no se verá manchado por nada.

Imaginate que la historia sigue, que le pides el número, quedas con ella y resulta que esta como una puta cabra y te intenta asesinar con un mechero, o que tiene novio, o marido, o que tiene 5 hijos, o mucho peor... que hace un par de años era Manolo y todavia "conserva algo" de aquello.

Hay veces que es mejor que la historia acabe antes de empezar.

Linkades dijo...

jajajajjaja vale, pensaba que el primer comentario se habia borrado sin mi consentimiento.... xDDD

P. dijo...

Jajajaja, yo opto por la idea de Manolo. Era un Manolo y te quería llevar al ruedo :)

Unknown dijo...

lo he leído dos veces, y aún no me ha quedada clara la historia xD

pero vaya suerte tuviste, si, si, ya me gustaría a mi que una alma caritativa me ayudase así sin más