lunes, 28 de septiembre de 2009

La gente y las tragedias

Dos conceptos que deberían repelerse, bueno, el primero debería evitar el segundo pero… no es así. Hace poco ha habido una fuga de gas en mi calle, poca broma que a ver si salimos todos por los aires. Pues bien, ¿qué hace la gente? ¿meterse en casa y cerrar las ventanas? ¡NO! Eso sería demasiado sensato. Es mucho mejor bajar a la calle y asomarse al hoyo. A ver hijo mío, ¿qué esperas encontrar? ¿La cura del SIDA en ese hoyo del que no asoma otra cosa que una tubería de gas reventada?
Como los accidentes de tráfico. Vamos por la autopista y nos encontramos con un siniestro con los policías, ambulancias y demás desplegables. ¿Aceleramos y pasamos? ¡Qué va! Bajamos el ritmo y miramos a ver si hay algún miembro por ahí suelto… La gente se cree que la vida es una peli de Tarantino.

Yo por si acaso me despido no vaya a ser que sea mi última entrada el blog.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Ghostbusters!

A veces da pena que las series de la tele sólo sean ficción. Lo digo porque se me aparecen muchos fantasmas (del pasado, normalmente) y claro… ¿yo qué hago? Los afronto, pero los fantasmas a veces son más fuertes, y nos traen todas las mierdas que quisimos olvidar en su momento y conseguimos. Pero vuelven, y vuelven, y vuelven a recordártelo y tocarte un poco más los huevos.


Who you gonna call? GHOSTBUSTERS!

lunes, 21 de septiembre de 2009

Hábitos de las noches en vela

Tener insomnio tiene una particularidad, rareza, extravagancia, costumbre, hábito… llámalo X. Esta acción recae en que te aprendes la rutina nocturna. Sabes que cada noche se van a pelear dos gatos, que un hombre bostezará como si fuera una loba en época de celo y que el autobús nocturno pasará cada 20 minutos. Saber esto te hace daño, porque esperas que pase y si no pasa te encuentras inquieto, porque algo no marcha como debería. Entre esta angustia oyes como el hombre que siempre sale de casa a las 4:41 se retrasa 10 minutos en su salida y ya piensas en las consecuencias que pueda tener este retraso.
Cuentas ovejitas, borregos, golpes en la pared que dan tus vecinos y los minutos para que se levanten tus padres rumbo al trabajo. Entre todas estas cuentas te entra la verdadera pereza y te duermes, entonces ya no importa nada hasta la hora de comer.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Una historia que nunca había contado

Estaba con otra chica, de la que nunca había hablado. En otro bar, del que nunca había hablado. Y hablábamos de cosas, de las que nunca habíamos hablado.
Se nos hizo tarde y el dueño del bar apagó la música, nos recogió la mesa y nos echó una mirada que decía “es hora de cerrar”. Captamos la indirecta y nos fuimos.
Al salir a la calle llovía a mares y ninguno de los dos teníamos paraguas. No era problema porque ella vivía a una calle del bar así que corrimos hasta llegar a su portal no sin evitar que algunas gotas nos empaparan el pelo.
Nos pusimos a cubierto y acabamos la conversación en la puerta de su piso. Ella explicaba sus historias emocionada, sin dejarse los detalles y comentando cada situación de forma graciosa. Yo me reía, porque me hacía gracia de verdad y observaba la emoción en sus ojos explicando la historia. Acabó y nos quedamos en silencio. Nos levantamos y nos abrazamos. Noté la humedad de su abrigo sobre el mío y nos quedamos así un rato. Se separó y yo esperaba que dijera las palabras mágicas, pero de su boca solo salió un “hasta pronto”. Yo la sonreí y caminé solo bajo la lluvia hasta llegar a casa. Me tumbé en la cama y me dormí.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Septiembre, no eres bienvenido

Ha llegado Septiembre, ese maldito cabrón que casi sin avisar y sin que nos demos cuenta nos roba las vacaciones, el tiempo libre y el calor. Yo ya lo dije: echaremos de menos esos momentos de aburrimiento y de vacío en nuestras vidas que tuvimos (tuve) en verano, pero nadie me hizo caso y me llamaron loco, ahora sé que tenía razón.
Septiembre nos ha devuelto a cambio el trabajo y/o las clases y nos ha obligado a hacer una nueva remodelación temporal en nuestro armario. Con todo esto también me ha robado mis compañeros de nocturnidades, que claro, como están ocupados se tienen que acostar pronto, pero a mí el Sr. Septiembre no me ha traído el sueño, eso tal vez se lo tenga que pedir a los Reyes Magos…
Y la pregunta es sencilla: ¿Qué hago yo ahora? De momento me resigno, hasta que no encuentre algo digno de complacerme.

domingo, 6 de septiembre de 2009

(El principio) de la verdadera historia de la chica del bar de abajo

Mi amiga nos presentó. Dijo nuestros nombres y nos dejó solos el uno con el otro. Yo ya había advertido su presencia desde hacía rato y creía que tanta belleza no podía ser posible. Algo me recorrió todo el cuerpo cuando se me acercó, no eran náuseas.
Estuvimos hablando un rato sobre nuestros gustos y futuro profesional, ambos lo teníamos bastante crudo pero en ese momento me daba igual todo. Me costaba mirarla a los ojos, pero recuerdo perfectamente lo bonitos que eran.
Los músicos tocaron los primeros compases del concierto y ella se despidió. Sus besos se me clavaron como puñales que no podría arrancar aunque tampoco querría hacerlo. Me dejó tocado y se fue.
La volveré a ver. Vaya si la volveré a ver.