jueves, 25 de noviembre de 2010

Los fantasmas del pasado pesado

¿Qué haces cuando te encuentras a una vieja amistad por la calle? Es una gran pregunta porque yo hoy me he encontrado a un chico que hace unos años era mi mejor amigo y ha sido un momento realmente incómodo. No sé vosotros, pero yo siempre hago lo mismo: me hago el despistado para evitar el conflicto cara a cara. Hoy ha sido inevitable y ha ocurrido eso, que no sabes si darle la mano es poco, si darle un abrazo es demasiado o si darle una palmadita en la espalda es demasiado apático. Yo siempre dejo que decida él, me quito el marrón de encima siempre que puedo. A continuación, dejo que me pregunte, me hago el interesante con mi mierda de vida y le pregunto aproximadamente unas 34478923694623697583 veces que tal está él y qué hace. También le pregunto que si todo va bien, que viene a ser un eufemismo de “¿aún no has fracasado en la vida?”.

Durante el tiempo que dura la escasa conversación, hago un rápido repaso a nuestra amistad pasada y recuerdo los motivos que nos separaron: estudios, gustos, nivel cultural, inteligencia… Tras saber que tiene un trabajo estable, una novia bastante guapa y un todoterreno propio, me doy cuenta que el tonto e inútil era yo. Pues vaya, otra victoria más. Tras asumir mi clara derrota en todo, le suelto un “Me voy que llego tarde, cuídate” y como mensaje adjunto va un “Cabrón, la próxima vez que nos veamos te vas a cagar”.

No hay comentarios: